El Espectáculo

EL TEXTO

Luz en la noche y fuente inesperada de dicha

Se desconocen los textos representados con anterioridad a 1.875 , pero, teniendo en cuenta que por aquel entonces se representaba una versión del texto de fray   Antón de Sant Jeroni, cabe suponer que fue esta  la obra que se representó a lo largo del siglo XIX.

El texto de fray Antón fue  publicado en el último tercio del siglo XVIII y se representó en Esparreguera, con modificaciones, hasta 1.952

La Sagrada Passió y mort de Nostre Senyor Jesu-Christ de fray Anton de Sant Jeroni fue  publicada durante el último tercio del siglo  XVIII,  siendo objeto de diversas ediciones y modificaciones a lo largo de los años. Estaba formada por siete actos y diversos cuadros donde destacaban la conversión de la Samaritana, la conversión de María de Magdala, la entrada a Jerusalén, la despedida de Jesús y María, la Santa Cena, la traición de Judas, las negaciones de Pedro, el suicidio de Judas, la flagelación, la condena a muerte, la crucifixión y descendimiento, la resurrección y la aparición a María de Magdala. En el texto, de estilo poético,   predominaban los versos heptasílabos alternados con versos de cinco sílabas y pareados. Literariamente, el texto se ajustaba  en gran manera al lenguaje evangélico, excepto en aquellos cuadros que no tenían equivalente en el Nuevo Testamento como el prólogo, la conversión de María de Magdala o el centurión, donde fray Antón desplegó una acción  con más libertad y creatividad literaria. Eran estos, precisamente, los cuadros más emotivos y que más impactaban al espectador.

A partir de 1944, Ramon Torruella fue modificando el texto de forma gradual, eliminando y añadiendo versos, puliendo el léxico e, incluso, sustituyendo algunos cuadros e incorporando algunos nuevos.

En 1944, el lenguaje arcaico de la obra de fray Antón se consideraba en gran medida desfasado, alejado de la realidad de la época y poco versátil para las exigencias artísticas y dramatúrgicas contemporáneas. Por aquel entonces,  el Consell de la Passió de Esparreguera encargó al poeta esparraguerense Ramon Torruella la revisión de la obra original. Ramon Torruella fue modificando el texto de forma gradual, eliminando  e incorporando versos, puliendo el léxico e, incluso, sustituyendo algunos cuadros y agregando algunos nuevos. Cuadros como la conversión de María de Magdala, la disputa de Jesús con los fariseos, la expulsión del maldito o el Aleluya de los apóstoles tendrían una nueva versión en 1945. En el año  1947, Torruella introdujo el cuadro del ciego de nacimiento. En 1948, rehízo la conversión de la Samaritana, dotándola de un lenguaje más literario, y escribió  Jesús consola a las mujeres de Jerusalén. Ya en 1950, también reescribió la despedida de Jesús y María, modificando  fragmentos de los discursos de Pedro,  José de Arimatea y  Nicodemo, y cambiando el sermón de la montaña, entre otros. A mediados del siglo XX, la Passió de Esparreguera contaba con siete actos divididos en cincuenta y siete cuadros, con un texto donde se entremezclaban la obra de fray Antón y todas las modificaciones y creaciones de Ramon Torruella.

El texto de monseñor Marçal Martínez, estrenado en 1952, supuso un cambio radical al introducir  nuevos cuadros y apartándose de toda la tradición anterior.

A pesar de los esfuerzos, la Passió de Esparreguera consideraba que el resultado no satisfacía la volundad de representar una obra moderna y espectacular, que era el objetivo principal de la entidad, así que en 1951 se tomó la decisión de dejar de apostar por la  vía de la  revisión  constante y tomar un nuevo  rumbo

encargando un texto inédito. Así pues,  el Retablo de la vida, pasión y  muerte de Nuestro Señor Jesucristo, del poeta y dramaturgo monseñor Marçal Martínez y Balaguer, poeta, dramaturgo y rector de Martorell, empezó a representarse en  1952 y supuso un cambio radical de estructura ya que introdujo cuadros nuevos a la vez  que se apartó de los  textos anteriores. De un estilo bastante más literario que el de fra Antón, el Retablo se estructuró en ocho actos divididos en cuarenta y nueve  cuadros, manteniendo, no obstante, la división de la mañana (en la que se  representaba la vida pública de Jesús) y la tarde (en la que se representaba la pasión, muerte y resurrección). El único nexo con la tradición anterior era la forma poética del texto, ya que los versos dominantes eran los heptasílabos, alternados con los de nueve y diez sílabas, además de algunos versos libres, así como su estrecho vínculo con el lenguaje evangélico.

Al término  de la década de 1950, la Passió de Esparreguera realizó un avance trascendental: encargó un nuevo texto a Ramon Torruella, que fue estrenado el  21 de febrero de 1960

Al cabo de unos años, y a pesar del valor literario del nuevo texto, la limitada fuerza dramatúrgica del Retablo llevó a la Passió de Esparreguera a realizar un nuevo y transcendental paso adelante. En consecuencia,  al final de la década de 1950 le fue encargado a Ramon Torruella, esta vez sí, un texto nuevo e inédito. Finalizado  en 1959, el texto de Torruella fue estrenado en el  Teatro de “l’Ateneu” el 21 de febrero de 1960,  aunque el propio autor no dejó de añadir modificaciones y actualizaciones hasta su muerte,  en el año 1968. Torruella, gran conocedor de la obra de fra Antón y de las Escrituras, creó  una obra de estructura clásica,  de alta calidad poética pero con una fuerza dramática y una técnica superiores a todas las precedentes, convirtiendo la Passió de Esparreguera en un drama épico y espectacular. Evidentemente, como marcaba la tradición, el texto también era poético, pero en este caso los versos predominantes eran los endecasílabos,  siendo el resto octosílabos, aunque en algunos cuadros predominaban también los de diez sílabas.

Torruella creó una obra de estructura clásica, de alta calidad poética pero con una fuerza dramática y una técnica superiores a todas las precedentes,  convirtiendo  la Passió de Esparreguera en un drama épico y espectacular.

Actualmente, la Passió de Esparreguera se representa con el texto de Ramon Torruella y la música de Josep Borràs, y está estructurada en cuatro actos, dos por la mañana, cuando se representa la vida pública de Jesús, y dos por la tarde con la pasión, muerte y resurrección. Todo ello en un total de treinta y seis escenas, más de sesenta  personajes con texto y centenares de actores en el escenario.

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